El origen

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Mi padre, radiotelegrafista e hijo de radiotelegrafista, me contaba con pasión lo maravilloso que era la CW (clave morse). Me “traducía” las noticias y reportes del clima que llegaban hasta su oficina de Telegrafos Nacionales de mi pequeño pueblo de la sierra de Chihuahua. Esa oficina estaba en mi propia casa. De modo que crecí en medio de los puntos y rayas y los libros que inundaban la vida de papá. 

Por las tardes, sacaba su viejo radio Zenith, y se ponía a sintonizar emisoras internacionales de onda corta: la Voz de los Estados Unidos de América, Radio Moscú, Radio Habanna Cuba, Radio Rebelde de Cuba, Radio Neherland, Radio Exterior de España, La Voz de Praga, La Voz de Alemania, Radio Francia Internacional, la BBC de Londres, Radio Pekin, La Voz de Tokyo, La Voz de Corea, etc. Y además, las emisoras clandestinas de las guerrillas latinoamericanas.

Papá me narraba con emoción como había escuchado al Ché Guevara y a Fidel Castro en sus transmisiones desde la sierra cubana; las comunicaciones entre los barcos norteamericanos en la crisis de los misiles cubanos; me llamaba para acompañarle mientras sintonizaba a las guerrillas sandinistas, o los discursos de Franco a toda España; con el aprendí a escuchar noticias de todo el mundo, a sentirme feliz por captar entre ruido y estática, una estación de radio lejana, mientra movíamos una antena. Papá sabía cautivarme con aquella tecnología que hacía posible esas estupendas escuchas, mientras me explicaba con lujo de detalles su complejo funcionamiento. 

Y fui así que me volví un diexista, luego un apasionado oncemetrista y finalmente un radioaficionado licenciado. Papá me enseñó a amar la radio, las comunicaciones, la electrónica, la física, la ciencia. 

Papá inició su Pascua Eterna en abril de 2001. Además del gusto por la radio,  me transmitió su inquebrantable fe en el profeta de Galilea; es la fe que me sostiene y le da sentido a mi vida.

Y en su nombre, me gusta encontrar amigos radioaficionados por todo el mundo, en todas las frecuencias, en todas los modos y a todas horas.

Radiomensaje hasta el Cielo:

Papá,

Ojalá te pudieras dar un espacio para enviarme un QSO desde tu estación eterna. Solo te pido que consideres el QRS, porque aún soy torpe y nunca seré tan hábil como tú. ¡Te sigo extrañando cada día! 
Deséame 73s.
Y nunca, papá, nunca hagas QRT, porque acá abajo, hay mucho QRM.

Mi QRZ: Tu hijo.
Mi QRA: Miguel, porque ese quisiste que fuera mi nombre.

Te amo papá.¡73!

© Miguel Flores Ramírez (XE2FAT). 2019. Todos los derechos reservados